Si llamamos "sistema distribuido" a un conjunto de estados de cosas capaces de
informar unos sobre otros (Barwise y Seligman 1997), y llamamos "transferencia
de información" al hecho de que -dentro de un sistema distribuido- un estado de
cosas informa efectivamente sobre otro, entonces podemos definir el flujo de
información de un sistema distribuido como el conjunto de todas sus
transferencias de información de acuerdo a un cierto análisis y en referencia a
un cierto período de tiempo. Esta definición tiene la virtud de ajustarse tanto al
sentido común como a los conceptos más elementales de teoría de situaciones.
Los flujos de información tienen su representación a través de los Diagramas
de Flujos de Datos (DFD), que deben estar compuestos por los siguientes
elementos (Santos Valdés, 2003):
• Entidad externa: representa un ente ajeno al sistema que proporciona o
recibe información del mismo. Puede hacer referencia a departamentos,
personas, máquinas, recursos u otros sistemas.
• Proceso: representa las funciones que realiza el sistema para transformar
o manipular datos. El proceso debe ser capaz de generar los flujos de
datos de salida a partir de los de entrada. El proceso puede transformar
un flujo de datos de entrada en varios de salida y siempre es necesario
como intermediario entre una entidad externa y un almacén de datos.
• Almacén de datos: representa la información en reposo utilizada por el
sistema independientemente del sistema de gestión de datos (por ejemplo
un fichero, base de datos, archivador, etc.). Contiene la información
necesaria para la ejecución del proceso.
• Flujo de datos: representa el movimiento de los datos, y establece la
comunicación entre los procesos y los almacenes de datos o las entidades
externas.
Dentro de los principios de la gestión de información, el conocimiento de los
procesos informacionales asegura la estabilidad del sistema y la precisión del
control de la información (Ponjuán Dante, 2004).
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